Las obleas, u oplatky (palabra similar en la mayoría de las lenguas por ser de origen indoeuropeo) son unas finas hojas de masa parecida al barquillo y hechas en una plancha. Los checos han refinado este primitivo invento de la cocina, convirtiéndolo en un inigualable placer para el paladar.
La mayoría de las obleas que se venden en España son simplemente masa hecha en el molde o plancha para hacer obleas, pero en la República Checa, han perfeccionado la técnica, utilizando dos finas láminas de masa e introduciendo entre medias una pequeña cantidad de azúcar y otros ingredientes (frutos secos molidos, chocolate, etc.). El resultado es un exquisito e increíblemente adictivo manjar.
De dónde viene la tradición de las obleas, es algo difícil de precisar. Según la leyenda, lo inventó un monje del monasterio de Teplé en el s. XVIII. Parece ser que tenía que preparar algo de postre para una cena y se le ocurrió preparar una masa simple a base de harina y agua, a la que añadió leche y azúcar para endulzarla. La leyenda, sin embargo se contradice con la etimología de la palabra.
El caso es que en la actualidad, esas golosas laminillas se venden donde quiera que haya un balneario. El hecho de que se preparen con agua ha sido aprovechado por comerciantes y empresarios del turismo, atribuyéndoles las mismas propiedades que al agua medicinal. Yo no sé si las tienen, pero lo que sí sé es que están buenísimas.
Las más conocidas y las que suelen comprar los turistas son las de la marca Kolonáda, que se hacen en los balnearios de Marianské Lázně (literalmente Baňos de María), pero hay muchas más; como digo, en las ciudades donde hay balnearios es posible ver cómo se hacen las obleas e incluso tomarlas recién hechas.
Por cierto, si alguien sabe de un sitio en Madrid donde las vendan, que me avise por favor.
Dobrou chuť!