lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Cómo celebran la navidad los checos?

Una de las cosas que más sorprenden al turista al visitar la República Checa por estas fechas es ver cómo celebran la Navidad los checos. Sobre las creencias religiosas de los checos ya hablaré en otro momento, pues hoy me centraré en estas fiestas.

Para empezar, para muchas familias checas la carpa es algo sagrado, que no puede faltar en navidades. Sí, ya lo sé, a cualquier otra persona del mundo le parecería un asco comerse un pez que se caracteriza por habitar las aguas más contaminadas y de peor calidad, pero ese es un comentario que delante de los checos es mejor ocultarlo.

Lo que muy poca gente sabe es que aún hoy, muchas familias, ante la subida del precio de tan delicioso pescado la víspera de Navidad, lo que hacen es comprarla unos días antes y tenerla viviendo ¡en la bañera!, sí sí, como lo oís. el cómo se duchan durante esa semana, es algo que todavía desconozco.

Otra tradición es la de decorar galletas. La especialidad checa se llama perník [pronúnciese pérñiik] una especie de pan de gengibre que los niños decoran con azúcar de colores (¡cuidado!la palabra perník también puede referirse también a una droga, la pervitina, conocida en España como hielo o cristal o metanfetamina).  El mejor "perník", y me refiero al dulce y no a la droga, se prepara en la ciudad de Pardubice, que se encuentra apenas a 1 hora en tren desde Praga en dirección Brno.


Pero lo que no puede faltar en las navidades checas, es la película "Pelíšky", que en mi opinión es la mejor película checa de todos los tiempos. Ninguna otra película describe la sociedad checa con tanta precisión, está todo: las carpas, el slivovice, sus canciones, su humor... A esta película pertenece precisamente el clip que he seleccionado para hoy, lo de la carpa empieza en el minuto 2:30.


Por último destacar que a todos los checos, la Navidad les sugiere automáticamente una cosa: Josef Lada, el ilustrador más original de todos los tiempos, y en efecto, muchos de sus dibujos están dedicados a esta época del año. A él pertenece la imagen que os he puesto arriba a la derecha.

¡Ah! y que no se me olvide: Feliz Navidad y próspero Año Nuevo, o lo que es lo mismo:

Veselé Vánoce a štˇastný nový rok!




sábado, 20 de noviembre de 2010

Brno: dos ciudades dos ríos y dos mercados


Dedico la primera entrada de mi blog checo a mi ciudad favorita: Brno, la capital de Moravia y la segunda ciudad más grande de la República Checa.


Con apenas 400.000 habitantes, la ciudad de Brno alberga más vida de la que el visitante puede esperar. Lo avala su recinto ferial -el más importante de Centroeuropa-, sus 17 teatros (todo un récord para una ciuda tan pequeña), sus numerosos festivales -entre los cuales destacaría los Veranos Culturales de Brno (Brněnské kulturní léto) con conciertos al aire libre en el Castillo de Špilberk y el festival internacional de música clásica  (Mezinárodní hudební festival Brno), que es junto con el Festival de Primavera de Praga el más emblemático del país.


Pero ¿Qué es lo que hace de Brno una ciudad tan especial? ¿Por qué el turista ha de fijarse en una ciudad como esa estando Praga, Karlovy Vary y tantas otras? Probablemente sea el hecho de que Brno no es una ciudad especial. Probablemente sean sus gentes o su arquitectura o tal vez sea su vino.

En efecto, el turista que haya viajado a Praga o alguna otra ciudad checa famosa sin saber checo se habrá encontrado con camareros antipáticos, cuentas con "errores de cálculo", un trato más que mejorable, precios altos... En el pequeño Brno, alejado de la ola turística esto rara vez nos ocurrirá. El turista enseguida notará cómo los camareros y tenderos lo saludarán efusivamente al entrar en sus establecimientos, cómo las ancianas harán lo posible por entenderle incluso si no habla una palabra de checo y cómo los precios de los restaurantes son muy inferiores a los de Praga. Las gentes de Moravia además, destacan por su incomparable hospitalidad (ya hablaré en otra entrada sobre las diferencias entre Bohemia-Moravia y Silesia).   


Villa Tugendhat, vista de los jardines y la parte de fuera.


















En cuanto a la arquitectura de Brno, hay que decir que, aunque hay buenos ejemplos de arquitectura gótica, renacentista y barroca; Brno lleva asociado el nombre de un estilo arquitectónico: el funcionalismo. No hay otra ciudad del mundo en la que podamos ver tantos ejemplos de este estilo arquitectónico. Es obligada la visita a la Vila Tugendhat del famoso Ludwig Mies van der Rohe (temporalmente cerrada por obras) y el Hotel Avión (cerrado también, por cambio de dueño). 

Pero volvamos al título de la entrada, Brno es una ciudad marcada por el número dos (así lo dijo su alcalde Roman Onderka), en efecto, la capital ha ostentado desde hace siglos el puesto segundo, eclipsada por Viena a veces y otras veces por Praga, ha buscado (y encontrado) su identidad a la sombra de sus vecinos. En Brno han convivido siempre dos culturas: la germana y la checa, con sus dos religiones y con sus dos lenguas. Incluso en la actualidad, además del checo, algunos hablantes de la ciudad utilizan su propio dialecto, el Hantec, originalmente una lengua de hampones que resultó de la fusión del alemán y del checo y que en la actualidad sirve como un factor de identidad de los bruneses. 
Brno está fundado entre dos ríos (el Svitava y el Svratka), además siempre ha sido una ciudad en dos alturas: el castillo de la colina Spilberk y la ciudad de debajo. En los tiempos antiguos Brno tenía dos mercados (el Alto Mercado y el Bajo Mercado, el primero aún funciona). Hoy en día también el número dos está presente, hasta le punto de que yo hablaría de dos ciudades completamente distintas: el Brno antiguo (la Ciudad Vieja u Oltes), que conserva el sabor más clásico del Brno de Mozart y Mendel; y el Brno moderno, dinámico, el de las universidades de vanguardia, el parque tecnológico, el de los congresos y exposiciones, el que lucha por convertirse en la ciudad de la cultura y la investigación.
Así es Brno, una ciudad que acoge al visitante y que estoy seguro de que no lo defraudará.




Imprescindible durante su visita:

  • Museo/Monasterio de Mendel: donde vivió y desarrolló sus investigaciones el padre de la genética.
  • Beber una cerveza Starobrno: la mejor cerveza de Moravia. La fábrica está al lado del monasterio de Mendel.
  • Casa Villa Tugendhat: patrimonio de la UNESCO. El mejor ejemplo de la arquitectura funcionalista de Van der Rohe.
  • Moravská galerie: al lado de la iglesia de Santo Tomás, junto a Moravské námestí, destaca por sus colecciones de pintura italiana renacentista y por su cuadro de Rubens.
  • Tomar otra cerveza en Pegas: cerveza artesana fabricada por ellos mismos, con varios sabores y graduaciones. También es buena su svíčková na smetaně, una carne asada con salsa de nata especialidad checa inmejorable.
  • Visitar las dos plazas principales: Zelní Trh y Náměstí Svobody. En la primera está el teatro de vanguardia Husa na Provázku donde cada verano se celebra el festival de literatura más importante de Chequia, además está el restaurante Spaliček, el más antiguo de Brno, pero bastante barato. Recomiendo el pato, que por algo es la carne más emblemática de Moravia.
  •  Para bajar la comida, lo ideal es un paseo por los jardines de la colina Špilberk hasta el castillo. Luego podemos bajar hacia la estación de tren y de camino nos toparemos con la cervecería Mamut (calle Bašty n. 8), donde podremos tomar otra cerveza y cenar bien y barato.
  • Aunque la estación de tren es un lugar nauseabundo, detrás de ella se encuentra la Galería Vaňkovka, una antigua fábrica transformada en centro comercial y sala de exposiciones. 
  • Camión de starobrno (el viejo Brno), la mejor cerveza de Moravia
  • Si vamos con tiempo, se puede planear una excursión a Austerlitz (Slavkov u Brna).